La postura humana en bipedestación es un fenómeno fundamental de la evolución de los homínidos.
Este equilibro nunca es estático: no somos capaces de permanecer inmóviles como estatuas, el cuerpo humano oscila continuamente en torno a puntos de equilibrio; esta oscilación refleja la actuación de los diversos mecanismos de control postural en su búsqueda continua del equilibrio.